lunes, 2 de marzo de 2009

Espejos Rotos







ESPEJOS






ROTOS




UNA TEORIA DEL AUTISMO






Los estudios en el sistema de neuronas en espejo pueden revelar pistas sobre las causas del autismo y ayudar a los investigadores a desarrollar nuevas maneras de diagnosticar y tratar el desorden.



Por Vilayanur S. Ramachandran y
Lindsay M. Oberman





En un primer vistazo si conocieses a un chico con autismo no podrías reconocer nada raro. No obstante, si tratas de hablar con él, rápidamente te sería obvio que algo está seriamente mal. Él no puede tener contacto visual contigo; de hecho puede evitar tu mirada y agitarse, mecer su cuerpo de un lado a otro, o golpear su cabeza contra un muro. Más desconcertante, él puede no ser capaz de llevar a cabo lo que remotamente parezca una conversación normal. Aunque él puede experimentar emociones tales como el miedo, rabia y placer, puede tener una genuina falta de empatía hacia otras personas y ser inconciente a las señales sociales sutiles que la mayoría de los niños podría captar con facilidad. En 1940 dos médicos – el psiquiatra americano Leo Kanner y el austriaco Hans Aspergen – independientemente descubrieron este desorden del desarrollo, el cual aflige a cerca de 0.5 por ciento de los chicos america-nos. Ninguno de los investigadores tenía conocimiento del trabajo del otro, y aun por una extraña coincidencia cada uno le dio al síndrome el mismo nombre: autismo, el cual deriva de la palabra Griega autos, que significa “solo.” El nombre es adecuado, ya que la mayoría de las características conspicuas del desorden es una falta de de la interacción social.Más recientemente, los médicos han adoptado el término “espectro del desorden del autismo” para hacer claro que la enfermedad posee muchas variantes relacionadas que oscilan ampliamente en cuanto a severidad aunque comparten algunos síntomas característicos.Desde que el autismo fue identificado, los investigadores han luchado por determinar que lo causa.

Los científicos saben que la susceptibilidad al autismo es heredado, aunque los factores de riesgo ambientales también parecen jugar un papel [ver “Los Orígenes del Autismo” por Patricia M. Rodier: Scientific American, Febrero 2000].
A finales de 1990, los investigadores de nuestro laboratorio de  Universidad de California, San Diego, se dispusieron a explorar si existía una conexión entre el autismo y una recientemente descubierta clase de célula nerviosa, dentro del cerebro, llamadas neuronas en espejo. Debido a que estas neuronas al parecer están involucradas en habilidades tales como la empatía y la percepción de otras intenciones individuales, parecía lógico plantear la hipótesis que una disfunción en el sistema de las neuronas en espejo podría resultar en algunos de los síntomas del autismo. Sobre la pasada década varios estudios han proporcionado la evidencia para esta teoría. Más investigaciones de las neuronas en espejo pueden explicar como surge el autismo, y en los procesos médicos estás pueden desarrollar mejores formas de diagnostico y tratar exitosamente el desorden.

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Parasites, ecosystems and sustainability:an ecological and complex systems perspective


Pierre Horwitza,*, Bruce A. Wilcoxb
aConsortium for Health and Ecology, Edith Cowan University, 100 Joondalup Drive, Joondalup, WA 6027, Australia
bAsia-Pacific Institute for Tropical Medicine and Infectious Diseases, John A. Burns School of Medicine, University of Hawaii, Honolulu 96822, Hawaii
Received 20 December 2004; received in revised form 16 March 2005; accepted 16 March 2005

Abstract
Host–parasite relationships can be conceptualised either narrowly, where the parasite is metabolically dependent on the host, or more
broadly, as suggested by an ecological–evolutionary and complex systems perspective. In this view Host–parasite relationships are part of a
larger set of ecological and co-evolutionary interdependencies and a complex adaptive system. These interdependencies affect not just the
hosts, vectors, parasites, the immediate agents, but also those indirectly or consequentially affected by the relationship. Host–parasite
relationships also can be viewed as systems embedded within larger systems represented by ecological communities and ecosystems. So
defined, it can be argued that Host–parasite relationships may often benefit their hosts and contribute significantly to the structuring of
ecological communities. The broader, complex adaptive system view also contributes to understanding the phenomenon of disease
emergence, the ecological and evolutionary mechanisms involved, and the role of parasitology in research and management of ecosystems in
light of the apparently growing problem of emerging infectious diseases in wildlife and humans. An expanded set of principles for integrated
parasite management is suggested by this perspective.
q 2005 Australian Society for Parasitology Inc. Published by Elsevier Ltd. All rights reserved.

Fisiología del sExO